Un autovolquete forma parte de la maquinaria de construcción de cualquier obra que se precie y se utiliza principalmente para el transporte de materiales ligeros, haciéndolo de una manera rápida y efectiva, lo que convierte a esta máquina en un dispositivo indispensable en cualquier obra que se precie.
Características de esta clase de maquinaria
Esta clase de vehículo está compuesto de una tolva, volquete o caja basculante para la descarga del material, pudiendo hacerse hacia adelante o lateralmente, de forma hidráulica o mediante la gravedad. Cuenta con tracción delantera de doble eje y en muchos casos las ruedas traseras son las direccionales. Dado que el puesto de conducción se encuentra detrás del volquete, y sobre las ruedas traseras, se necesita colocar de forma correcta la carga para poder permitir la visibilidad y evitar así cualquier clase de peligro en su funcionamiento. Antiguamente se arrancaban con manivela, de hecho hay muchos modelos que se ponen así en marcha, aunque hoy en día son cada vez más autovolquetes los que se ponen en marcha gracias a un motor eléctrico. En el caso de los motores de combustión podemos encontrarlos desde 10 a 30 caballos de potencia, siempre dependiendo de la capacidad de carga. Suelen tener cuatro velocidades, dos para cada asentido, las cuales se accionan mediante un inversor de marcha. También cuenta con luces y diferentes dispositivos que exige el Código de Circulación Español, aunque su uso se limita únicamente a la zona de la obra y en caso de tener que ser movido por carretera tiene que llevarse a través de una grúa o camión para poder hacerlo de forma segura. Para finalizar, hay que recordar que durante su uso, no se aconseja el trabajar en rampas que tengan más de 30% de pendiente en terrenos secos así como de un 20% en terrenos húmedos.